El sistema digestivo del perro es muy similar al del humano. La digestión normal de los nutrientes comienza en el estómago (los perros prácticamente no mastican la comida) y continúa en la primer porción del intestino delgado mediante las enzimas pancreáticas, la bilis y las enzimas proteolíticas presentes en las células de la mucosa intestinal. En la segunda y tercera porciones del intestino delgado y en el intestino grueso se lleva a cabo la absorción del agua presente en el material que está siendo digerido y como resultado se forma la materia fecal.
La diarrea es un aumento en la cantidad de agua en la materia fecal, acompañado de una mayor frecuencia y mayor volumen de las heces. A su vez la diarrea puede ser aguda o crónica. La más común es la aguda, en general requiere solo tratamiento sintomático y se resuelve sola. Cuando este tratamiento no es suficiente, el problema persiste y se transforma en crónico. En estos casos es necesario hacer un diagnóstico más preciso para poder instaurar el tratamiento específico.
Diarrea aguda: tiene un comienzo repentino y puede estar acompañada por vómitos, dolor abdominal, depresión, fiebre, falta de apetito y deshidratación.
Las causas pueden ser:
-infecciosa: provocada por virus, como el Parvovirus (es muy severa, con abundante sangre y vómitos), o parásitos. Esta última puede ser más o menos grave según qué parásito la provoque (coccidios,
giardias, gusanos redondos o chatos), la edad del paciente y su estado sanitario. Tu veterinario te indicará hacer un análisis de materia fecal para descubrir cuál es el parásito causante y darte el
tratamiento que corresponda.
-tóxica o metabólica: en estos casos la diarrea suele ser solo uno de los signos clínicos que se observan. Los demás síntomas dependen del tóxico o de la enfermedad que padezca el perro.
-dietaria: es la más común. Puede ser provocada por una cantidad excesiva de comida, por comer algo en mal estado, por un cambio brusco en la dieta o por sensibilidad del animal a algo que ingirió.
Si recuerdas lo que tu perro comió ese día o el anterior podrás darte cuenta qué pudo hacerle mal.
Los casos leves de diarrea aguda en general se resuelven con ayuno de 24 hs y dieta estricta. Los más severos requieren un tratamiento de sostén como administrar suero, antibióticos, reguladores del tránsito intestinal o lo que tu veterinario indique.
Diarrea crónica: es cuando una diarrea se prolonga por más de dos o tres semanas. Siempre debes recurrir a un veterinario en estos casos pues se debe hacer un examen completo y una historia clínica exhaustiva. A veces son necesarios diversos análisis y estudios funcionales.
Casi siempre se observa pérdida de peso (pero no siempre), pelo opaco, apetito variable, vómitos. La diarrea puede ser continua o intermitente.
Las causas pueden ser una enfermedad inflamatoria del intestino, un síndrome de mala absorción, desórdenes funcionales del intestino, alteraciones metabólicas o tumores. Sería muy largo incluir en este artículo la descripción de cada tipo, pues a veces las diferencias son pequeñas y difíciles de comprender sin un conocimiento acabado de la fisiología de la digestión.
En todos los casos de diarrea, una parte importante del tratamiento es una dieta fácilmente digerible para que los intestinos “descansen”. Esta puede conseguirse en tiendas o prepararse con cuatro partes de arroz blanco o patatas hervidos y una parte de queso cottage o carne magra o huevos. Esta comida se administra en tres o cuatro porciones al día en lugar de una grande. La dieta casera es solo para “emergencias” hasta que se resuelva la diarrea, ya que carece de muchos nutrientes necesarios y no puede prolongarse por mucho tiempo. La dieta comercial sí es adecuada para un tiempo prolongado. Consulta a tu veterinario para que te indique como continuar en caso de ser necesario.