Si los premios se utilizan de forma adecuada, sin excesos…. no es malo.
Pero la realidad es muy distinta… se comienza dando “un trozitín” del filete, “una pizquita” de jamón York” y en muchos casos se acaba dando como dieta básica estos alimentos.
Los premios y recompensas (caseros o comerciales) deberían estar en una proporción máxima del 5-10% del alimento diario… ¿quién mide esto?.
En una ocasión realizamos una clarificadora prueba: dijimos a una serie de propietarios que metieran en una bolsa la misma cantidad de premio que daban a su perro a lo largo del día… los resultados confirmaron la sospecha:
“pizquita a pizquita… no es una pizquita, sino una gran montañita”.
En la mayoría de los casos los premios diarios superaban con creces el 10% límite, y lo sobrepasaban… con esta forma de actuar podemos causar importantes problemas (a medio-largo plazo) en el organismo de nuestro mejor amigo.
En definitiva… no le prives de sus recompensas… pero evita los excesos.